domingo, 6 de febrero de 2011

Garza real

Amanece. En el espejo de la Rivera de Albarragena se mira el cielo azul redescubierto de nuevo. El frescor de la mañana desata brumas entre los juncos, imperterritos guardianes de la orilla, salvaguarda de tanto diminuto. Reflejos verdes de bayón y de poleo rielan mansamente a golpe de onda de Galapago leproso. Con un graznido llega la esbeltez desde lo alto y se posa sobre el agua en forma de arpón gris azulado. La reciente luz inaugurada incide en el iris amarillo ávido de peces silenciosos.


Garza real acechando una presa antes de soltar sobre ella la "ese" de su cuello como un arpón casi infalible. He llegado a observar varias decenas de lances de caza seguidas a lo largo de una mañana dentro de mi hide mientras fotografiaba sin errar uno solo.



Su variada dieta es mayoritaria en peces y anfibios.




Los reflejos sobre el agua resaltan el porte esbelto de nuestra protagonista.



A pesar de ser la mayor de nuestras garzas, la Garza común es de las más abundantes, de las más cosmopolitas y de las más confiadas.



La principal característica para identificar una garza en vuelo es la posición de su cuello recogido, frente a cigüeñas o grullas que lo llevan estirados y con las que se pueden confundir en la distancia por tener tamaños similares.