jueves, 18 de octubre de 2018

domingo, 29 de julio de 2018

Oropéndola

Oropéndola (oriolus oriolus)

  Si el sol tuviese vida se llamaría Oropéndola, pues como un rayo vive.

sábado, 3 de febrero de 2018

Madeira (Portugal) Verde y vertical

Una visita somera de dos días resulta claramente insuficiente para conocer esta bella isla. No obstante, si  aprovechamos la visita si nos podemos hacer una idea de su espacio y sus características más destacadas. 
Si hay una palabra que la defina esa podría ser "abrupta". En sus 50 km de largo y con una media de 15 a 20 km de ancho lo quebrado del terreno, con numerosos picos y valles profundos es lo que particularmente más me llamó la atención.

El bosque de laurisilva pone el tono verde a la isla. A pesar de que tras las primeras colonizaciones  la  vegetación ha sufrido cambios, siendo por su clima tropical muy abundante en especies, la laurisilva sigue siendo mayoritaria, lo que le da un plus de importancia botánica si pensamos lo escaso a nivel mundial de estos bosques  considerados de los más antiguos del planeta. Solo en Canarias y Azores se pueden encontrar además de Madeira.

Cabo Girão El acantilado más alto de Europa, más de 580 m de altura.

 Mirador de Cabo Girão  con su piso de cristal. Realmente impresionante.


Desde el pico Areeiro lo abrupto de la isla se manifiesta mirando a cualquier parte divisando casi siempre el mar al fondo. 

Subida hacia el pico Areeiro. Con sus 1818m de altura está considerado el segundo más alto de la isla, tras el pico Ruivo, de 1860m

 Las "levadas" de Madeira, acequias de unos 50cm de profundidad, suponen un gran atractivo por ir acompañadas de senderos por los que perderse a disfrutar de lo más genuino de la isla. Se construyeron a mediados del siglo XVI para llevar agua a la parte sur de la isla, más seca que la parte norte. Se calculan unos 2500 km de "levadas".

 La carretera ER110 que discurre desde Porto Moniz hasta Serra de Agua por las partes más altas de la isla es de las menos transitadas, por razones obvias. Hay que circular con mucho cuidado por ella.

Las vistas desde aquí son impresionantes.

Valle entre colinas.


Algunas aldeas como Faial se encuentran en lugares de difícil acceso.


Las cataratas de escorrentías, como esta cerca de Seixal, acaban precipitándose al mar.

Otra cascada cerca de uno de los numerosísimos túneles que perforan las carreteras de la isla. 

 Seixal

São Vicente, donde cabe destacar sus cuevas. 


Mirador Dos Barcelos, uno de los puntos donde poder observar la localidad de Funchal y sus alrededores.

 La populosa Funchal se extiende sobre la costa y las laderas próximas. Es la ciudad más grande de Madeira.

 Hembra de Pinzón de Madeiras (fringilla coelebs maderensis). Una subespecie de Pinzón vulgar que solo existe en esta isla. Algo más robusta que el vulgar y con tonos azules en la cabeza, muy vistosos en los machos. Muy confiados en la zona del Parque das Queimadas por la afluencia de turistas.

Porto Moniz. Piscinas naturales que  renuevan su agua del mar con las subidas de las marea

Formaciones rocosas costeras cerca de Seixal


 Casas típicas de Santana

 Su techumbre de materiales vegetales de la zona es casi vertical 



 Punta de São Lourenço, el extremo más al este de la isla de Madeira. Con buena visibilidad se pueden ver la isla de Porto Santo y las islas Desertas.

Puesta de sol sobre Machico desde la punta de São Lourenço. 
Fotografía hecha unas horas antes de tomar el avión de vuelta a Lisboa.

miércoles, 3 de enero de 2018

Lince ibérico (lynx pardinus) Objetivo cumplido.


Primer Lince que observamos.

Lo vimos y muy bien, que era el objetivo, aunque las fotos realizadas son manifiestamente mejorables, hechas a una distancia que, para el equipo utilizado resultaba excesiva como para pretender primeros planos. Gracias a un teleconvertidor 1.4x  y un generoso recorte he conseguido estas instantáneas que son mucho más que unas fotos de Lince ibérico; precisamente porque se trata de un Lince ibérico, uno de los felinos más escasos del planeta. 

En Andújar, en un viaje relámpago de tres días incluido el tiempo destinado al viaje, con mi mujer y nuestra hija pequeña. Por tanto poco tiempo para la observación. Un ratito el primer día por la tarde, 30 de diciembre de 2017, y nada más llegar vimos TRES ejemplares en escenarios distintos, el último con muy poca luz a escasos metros. Resultaba difícil de creer sabiendo que era cuestión de mucha suerte verlos en tan poco tiempo. Nos lo recordaron: 
-"Mucha suerte habéis tenido, hay quién tiene que hacer varios viajes a la zona de varios días para ver alguno". 
Al día siguiente, 31 de diciembre, yo solo intentándolo toda  la mañana, la última mañana del año,  sin éxito. Y al tercer día, primer día de 2018 ya de vuelta, un último intento de nuevo por la tarde y ¡bingo!, una pareja juntos, unidos por  los instintos reproductores. Tras desaparecer entre canchales y lentiscos uno más hizo su aparición encaramado a una piedra a disfrutar de los últimos rayos de sol y nosotros de su estampa. Una estampa que uno sueña ver cada vez que sale al campo y no sabe si lo conseguirá algún día. Definitivamente mis chicas me dan suerte, mucha suerte.

Lince ibérico

El último que vimos.

Entre diciembre y febrero se desarrolla el celo de esta especie, son las fechas con más posibilidades de avistamientos por el incremento de la actividad.

En algunas zonas de la Sierra de Andújar se da la mayor densidad de ejemplares de la península.

Lince observando su territorio donde se puede apreciar su tipo de hábitat idóneo, monte mediterráneo ralo de encinas, alcornoques, fresnos,  cantuesos, lentiscos, etc, junto a pedregales graníticos que proporcionan refugio y grandes claros entre las manchas de vegetación donde abundan sus presas, principalmente conejos y perdices.

Al sur de Extremadura, desde hace varios años se lleva a cabo un proyecto de reintroducción de Lince ibérico. ¿Podremos disfrutar en nuestra comunidad de un lugar parecido a la Sierra de Andújar con abundancia de Lince algún día? Ojalá que si, aunque los resultados no están siendo muy halagüeños, pues varios han muerto ya por varias causas, principalmente por atropellos. El tiempo, y la buena o mala gestión, dirá.