sábado, 7 de enero de 2012

Rapaces de la Sierra de San Pedro



Águila imperial ibérica (aquila adalberti)

Si por algo es especialmente conocida  y reconocida entre los amantes de las aves la Sierra de San Pedro, es por la variedad y cantidad de aves de presa presentes en ella, bien de forma permanente (sedentarias), o bien de forma estacional (migradoras).  Allende nuestras fronteras se tiene a Extremadura como un paraíso ornitológico y la Sierra de San Pedro como un paraíso de rapaces junto a Monfragüe. Obviamente esta alta densidad de rapaces obedece a la disponibilidad de alimento en forma de otras especies sobre las que depredar, que a su vez son consecuencia de la buena conservación del espacio o de su escaso y lento deterioro, según se mire. Por tanto es mucha la diversidad del mismo, capaz de atraer a los cada vez más numerosos amantes de la naturaleza.
 Símbolo de espacios agrestes y recónditos, de maestras del planeo unas, de perfectas armas letales otras, de dominadoras de los cielos todas ellas,  las rapaces son uno de los principales ingredientes en ese atractivo turístico.  
También son objetivo predilecto para muchos fotógrafos de naturaleza por ser de las especies más recelosas, esquivas y difíciles de fotografiar. Mi caso es un ejemplo de ello, y ciertamente me considero afortunado de sentirme atraido por las rapaces y vivir en el entorno de la Sierra de San Pedro, donde es habitual observar rapaces desde la ventana de casa. 
Pero acercarse a estas maravillas de la naturaleza implica en altas dosis  admiración y respeto, pero sobre todo precaución. Si siempre un buen fotógrafo de naturaleza debe anteponer la seguridad de la especie a  fotografiar a la consecución de sus fotografías, cuando hablamos de rapaces esta máxima  se debe llevar a rajatabla, pues hay que tener siempre presente que su desconfianza, innata y más que justificada por años de persecución, las llevará a recelar donde otras no lo harían, y esto podría tener consecuencias nefastas cuando hablamos de especies que, en muchos casos, destacan por lo escaso de su número. 
He aquí un muestrario modesto pero bastante completo de las rapaces diurnas que se pueden observar en los distintos ecosistemas de la Sierra de San Pedro. La gran mayoría de ellas me han brindado jornadas inolvidables de observación, deleite y fotos. Otras, dada su escasez y costumbres, las he visto en contadas ocasiones y a sido tarea imposible encuadrarlas en el visor de la cámara, circunstancia esta que lejos del desanimo incita y alienta  en la búsqueda de otra oportunidad. No obstante siempre quedará el dibujo menos exigente en la distancia y más libre en la interpretación.
Espero que sea del agrado del que por aquí tenga a bien pasar, con un plus de agradecimiento para el que deje sus impresiones al pie.

Águila calzada (hieraaetus pennatus)     


 Águila culebrera (circaetus gallicus)


 Águila perdicera (hieraaetus fasciatus)


 Águila real (aquila chrysaetos)




 Aguilucho cenizo (circus pygargus)


 Aguilucho lagunero (circus aeruginosus)


 Aguilucho pálido (circus cyaneus)


 Alcotán (falco subbuteo)


 Gavilán (accipiter nisus)


Azor (accipiter gentilis)


 Alimoche (neophron percnopterus)


Buitre leonado (gyps fulvus)


Buitre leonado y Alimoche




Buitre negro (aegypius monachus)


Cernícalo primilla (falco naumanni)




Cernícalo vulgar (falco tinnunculus)


Elanio (elanus caeruleus)




Esmerejón (falco columbarius)



Halcón peregrino (falco peregrinus) -ejemplar de cetrería-


Milano negro (milvus migrans)




Milano real (milvus milvus)


Ratonero común (buteo buteo)