
Promete lluvia el plomizo vestido de  las nubes. El aliento del encinar  se torna niebla y luz la levedad de  las bellotas. Las amantes damas del  invierno pintan la dehesa de bailes  nórdicos y guturales canciones de la  tundra escandinava, armónicos  sonidos que dibujan el plural de vuestro  nombre. La brizna del trigal  aderezada de escarcha es dulce guarnición  en el barbecho. Resbala el  agua por hojas y por plumas. El estruendo de  un disparo incita a la  huida. -Mal entiende el hombre el verbo  compartir-.  Norte y  sur  se dan la mano con el gélido abrazar de  vuestro vuelo.

Grupo de Grullas en medio de una dehesa, imagen típica del invierno extremeño

En ocasiones, como en todos los animales gregarios,  resulta difícil aislar un ejemplar para fotografiar

Siempre hay alguna Grulla que ejerce de vigía y se muestra espectante hacia el entorno

En los espacios abiertos se sienten más seguras y tranquilas

Antes de las primeras luces andan las Grullas campeando buscando comida.  Exige la ocasión madrugar más que ellas si se quiere tener éxito  fotográfico

Tras el aterrizaje de la bandada se suelen repartir por la zona del comedero los grupos familiares compuestos por  la pareja y su último pollo

En esta imagen queda patente el motivo de tan largo viaje hasta Extremadura

Típica formación de bandada en viaje migratorio buscando el ahorro de energía y el mínimo desgaste de cada miembro.
Cada invierno este es uno de mis acontecimientos a observar.
Fotografías realizadas en el invierno de 2007 entre las localidades cacereñas de Brozas y Alcántara