sábado, 9 de julio de 2011

Azor, el principe de las sombras (para Manolo Iglesias)

Para la timidez es un alivio vivir emboscado entre las sombras que ofrece la arboleda, y resulta más fácil ver y no ser visto, cuando ver es imprescindible y no ser visto necesario. Ayuda también, y no poco, el traje barrado de grises pizarrosos, difuminados claroscuros destinados a la confusión del prójimo, y el vuelo silencioso, acostumbrado a quiebros milimétricos esquivando en el camino los obstáculos arbóreos propios del entorno, evitando la exposición del cicleo notorio entre las nubes del que otras rapaces hacen gala; salvo los pocos días que el amor trastoca la razón, pues como dijo el poeta: “…en amor locura es lo sensato” . No ayuda sin embargo la voz aguda y estridente, aunque ciertamente se usa solo cuando es preciso y no importan semejantes caracteres. Hacer de la timidez modo de vida, estar sin parecerlo, ese es el fin, y casi siempre lo consigue.

Pero a pesar del sigilo otros ojos lo intuyen y lo encuentran, entornados ojos de mirada franca que, sin el rojo ambarino del azor, se muestran similares en eficacia cuando la ventana del campo los desborda. Son los ojos de Manolo, amigo que acumula en su retina el saber de muchos años de campeo, y a quién dedico esta entrada eternamente agradecido. Son muchos años ya buscando rastros del Príncipe de las sombras casi siempre en vano, y tras alguna aislada ocasión infructuosa, incluso fuera de nuestra comunidad, su escasez en la Sierra de San Pedro hizo tarea imposible fotografiarlo; hasta ahora que gracias a Manolo es una realidad lo que hasta hace poco era un utópico deseo. Y lo mejor es que todo apunta a que puede repetirse.




La técnica de caza del Azor suele ser la localización de su presa desde un posadero, en este caso un viejo alcornoque en medio de un pinar.



En esta instantánea se puede apreciar el mismetismo de su plumaje con el corcho del Alcornoque, lo que aprovecha el Azor para acechar pegado a sus ramas absolutamente inmovil.



El resultado suele ser similar a este, la presa elegida entre sus garras.



Según el Anuario ornitologico de ADENEX 2001-2003 la población estimada de Azor en Extremadura es de unas 50 parejas reproductoras, la mayor parte de ellas ubicadas en el norte de la región donde los bosques densos, el hábitat preferido de esta hermosa rapaz, son más abundantes. En la Sierra de San Pedro es muy escaso y localizado en los pequeños pinares maduros de la sierra y en algunas zonas de alcornocal espeso.