viernes, 18 de abril de 2014

ZEPAs urbanas, protección y tributo

 A poco que observemos en nuestro alrededor contemplamos como el hombre, en no muchos años, se fue concentrando en pueblos primero y ciudades después, seguramente como necesidad por y para diversos motivos; seguridad, eficacia, producción, ahorro, eficiencia,… Y poco a poco estos núcleos urbanos se fueron remodelando con los tiempos, la aplicación de los descubrimientos tecnológicos en todos los campos de la vida diaria fue remozando  estas “madrigueras comunales humanas”, dotándolas de un aspecto cada vez más aséptico, más cómodo y más hermético. 
Probablemente fruto de nuestro modo de vida y de vivir en núcleos urbanos más o menos grandes, nos apartamos casi sin darnos cuenta de la naturaleza que nos rodea, creando una sensación de pertenecer a un reino distinto que no fuera el animal. Y esto es algo que desde mi punto de vista no nos ha beneficiado en absoluto, más bien todo lo contrario. Si no hubiese existido esa dicotomía en el camino, intentando llevar el nuestro propio de forma divergente con la naturaleza, entenderíamos mejor nuestro entorno, las leyes naturales y a nosotros mismos, más allá de elaborados estudios y  teorías. Tendríamos más conocimientos basados en los  hechos como sin duda tuvieron nuestros antepasados no tan lejanos. Se me viene a la cabeza, como uno de esos hechos incomprensibles por desconocimiento y que a diario podemos contemplar, todas esas casas o construcciones varias metidas dentro de los cauces de los ríos, un despropósito que se extiende por toda la geografía, al menos hispana. ¿Quién allí construye desconoce que el cauce de un río es oscilante?, o peor aún, ¿lo desconoce quién  allí se atreve a vivir? Pues, a tenor de las catástrofes que de cuando en cuando ocurren en esos lugares parece que si, por obvio que parezca.
Si, también es obvio, pero hay que recordarlo; somos animales exactamente igual al resto de animales, con las mismas necesidades de agua y alimentos, de refugiarnos del frío y resguardarnos del calor excesivo, de excretar nuestros desechos, de procrear para perpetuar la especie. Y finalmente, como cualquier otro animal envejecemos y morimos.
Y también es obvio, pero también hay que volver a recordar, que la naturaleza no es el campo, no es eso que está más allá del pueblo o la ciudad, no es ese tramo vasto de relieve variable entre dos núcleos urbanos, no, la ciudad o el pueblo son, y así debemos entenderlo, parte de esa naturaleza.
Esto vienen a demostrarlo todas esas especies que han sabido adaptarse a nuestros edificios, a vivir aprovechando nuestras construcciones. Nuestras calles y plazas están repletas de seres que viven junto a nosotros, porque a poco que se deje, la vida se abre camino en cualquier ambiente. Y entre estos animales están varias especies de aves; estorninos, gorriones, grajillas, cigüeñas blancas, mochuelos, lechuzas, cernícalos, golondrinas, aviones, vencejos, … Alguna de ellas, como  el cernícalo primilla, ya depende tanto de nuestros edificios para criar año tras año, que desaparecen de una zona si se los modificamos o derruimos. La declaración de ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) en un espacio urbano, tiene como objetivo conservar aquellas construcciones donde especies como el cernícalo primilla se han instalado garantizando así su continuidad en la zona. Pero también rinden tributo a esas especies que nos acompañan como vecinos llamando la atención sobre ellas. Obviamente esto implica la concienciación de los responsables y/o propietarios del edificio para que, en caso de obras de restauración, cuenten con ayudas económicas a cambio de tener en cuenta a estos inquilinos en la obra que se lleve a cabo.
Un caso flagrante donde esto no fue así es la iglesia de San Vicente de Alcántara. En esta ZEPA criaban en torno a diez parejas de cernícalo primilla cuando se acometieron obras en su tejado que prácticamente la destruyeron, quedando un par de parejas que usan troneras en los muros para criar, el resto, que lo hacía en el tejado desaparecieron junto a los huecos donde criaban, así como las que lo hacían en el campanario al quedar este inaccesible por la colocación de mallas en los huecos de las campanas con el objeto de  impedir la entrada de las aves, principalmente palomas. Resulta muy triste ver el cartel junto a la iglesia que anuncia su status de  ZEPA sabiendo que aquellos por los que se catalogó como tal la han tenido que abandonar.  Por suerte, la gran mayoría se trasladó a un cortijo cercano, el de las Costeras, a unos cuatro kilómetros de la localidad, habiendo sido declarado este también ampliación de la ZEPA de San Vicente de Alcántara.
Hoy por hoy afortunadamente son más los casos contrarios, donde las reformas en estos edificios se hacen de forma más amable con estas especies. En esto las ZEPAS urbanas han jugado un importante papel, una figura de protección en la que Extremadura es  pionera y sigue siendo una de las pocas regiones europeas donde están declaradas. Y sobre las que hay que destacar, además de su cometido original de servir como salvaguarda de especies en peligro, el papel que juegan como elemento de dinamización turística, pues el interés de estas especies por los  observadores de aves va en aumento, a la par que en muchos casos se descubren al gran público los valores arquitectónicos de iglesias, castillos, edificios históricos, etc., sin olvidar que de este atrayente turístico inicial se beneficiará el resto de actividades turísticas de las localidades donde se encuentran estas aves, como la gastronomía, la artesanía, senderismo,...
De singular importancia es el caso de la ciudad de Cáceres, importante ZEPA urbana,  que ha sabido conjugar el valor turístico de un casco histórico excepcional con el valor turístico en auge de  las aves urbanas dedicándole unas jornadas todos los años por el mes de mayo con el nombre de “Festival de las Aves, Ciudad de Cáceres”, y que este año se celebrará los días 16, 17 y 18 de mayo. Un largo fin de semana repleto de actividades que giran alrededor de las aves en los ambientes urbanos, su importancia ecológica y su plus de interés y belleza en nuestros cielos.
En el siguiente enlace se puede acceder a todas las actividades programadas para ese fin de semana en Cáceres:

http://festivaldelasavescaceres.gobex.es/festival-aves-caceres/presentacion-festival.html

Y en este otro se accede a las bases para participar en el "VI Maratón fotografico: Cáceres, ciudad de las aves", una de las actividades con mayor éxito de participación:

http://festivaldelasavescaceres.gobex.es/birdex/live/festival-aves-caceres/maraton-fotografico.html

Sin duda rendir admiración y tributo a vecinos tan singulares de las localidades donde vivimos, nos hace mejores conocedores de los ciclos vivos de los cuales formamos parte.


 Carracas anidando bajo un nido de cigüeñas


 Cigüeñas y grajillas en el casco antiguo de Càceres.


Profusión de nidos de Cigüeña blanca.


 Estornino negro, habitante habitual de las Zepas urbanas.


 Grajilla saliendo de su nido en el casco antiguo de Cáceres.


 Iglesia de San Vicente de Alcántara. Zepa Urbana.


 Macho de Cernícalo primilla en el tejado donde anida.


Vencejo común, otro habitual de las construcciones humanas.

4 comentarios:

  1. Jose bonito trabajo y mucha variedad en las contruciones, un saludo desde Zumaia.

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  2. Extraordinario texto y bonitas fotos las que nos muestras Jose. Estoy de acuerdo en lo que dices.
    Hoy en día, ya no me extraña nada de la capacidad de corrosión del ser humano por dinero, que es a lo que se reduce todo. Una gran faena lo de los primillas en la iglesia de San Vicente pero para que te hagas una idea de la corrosión que te hablo, por mi zona, Retortillo concretamente, declarada también como ZEPA, van a abrir si no lo impedimos una mina de Uranio a cielo abierto. Esos no acaban con el balneario natural que a tantas personas mantiene, o con los pueblos colindantes, sino que arrasan toda la comarca en el mejor de los casos y el impacto va a ser irreparable.
    Si te quieres informar lo puedes hacer aquí: http://stopuranio.blogspot.com.es/p/como-ayudar.html

    Un cordial saludo Jose

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  3. Gracias Carlos. Uff, he visto el enlace que me pasas y pone los pelos de punta. Desgraciadamente cada vez son más lo proyectos de esta tipo que se están explorando por la demanda de estos materiales. También de oro, por la subida de su valor en los últimos años. No se cuantos saldrán adelante, pero cualquiera de ellos son barbaries ambientales en si mismo. Ánimo en esa lucha, ya aporté mi granito firmando la petición. Un abrazo.

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