Presentación

Este espacio pretende ser una modesta ventana que muestre, siquiera minimamente, la grandiosidad de la naturaleza extremeña, una naturaleza exuberante, pletórica, agreste y, en ocasiones, única. Aquí la fotografía, el dibujo y la palabra quieren ser un pincel que abocete el alma de lo vivo. Y será en el entorno de la Sierra de San Pedro donde la luz y el color tracen sus contornos.

martes, 23 de julio de 2013

Celebrando

Joven de Águila perdicera (hieraaetus fasciatus)

 Hace más o menos un año que comenzamos la aventura de Photo- raptors, precisamente con esta pareja de águilas perdiceras, viejas conocidas mías de varios años atrás. Tocaba acercarse a ellas sin que ellas lo supieran, como en tantas ocasiones hice con diversos vecinos de hábitat. El trabajo de campo en este caso es lo más gratificante, más aun si da resultados positivos, pero también cuando no se consigue el objetivo se aprende, sobre todo si el simple hecho de hacerlo ya es un objetivo en sí mismo.  Hubo, como casi siempre, intentos fallidos, pero poco a poco con insistencia se fueron acostumbrando al punto de ceba y aquel cerro se fue grabando en su memoria como un lugar con recursos alimenticios dentro de su territorio; hermoso territorio en medio de la extremeña Sierra de San Pedro; su casa y la mía. Fue primero la hembra la que se acercaba a buscar la presa mientras el macho desconfiaba un poco, luego vencido su recelo  entraban a la par. Llegó el momento de montar el primer aguardo con cristal espía y ver su reacción. Al día siguiente de su instalación se hizo el primer intento. Entró el macho pero algo llamó su atención y se asustó dejando la paloma malherida. Fue un momento de decepción y cavilaciones solitarias observando el escenario serrano tras el cristal. “Quizá brilla demasiado”. “Quizá es demasiado grande”. “Hay que buscar soluciones si no vuelve en todo la mañana”. “Igual habría que…”   Una hora, larga, duró la incertidumbre. Volvió a por la paloma y esta vez se quedó como de costumbre echando una mirada de cuando en cuando a aquel paisaje brillante recién descubierto entre las rocas. Después fue la hembra la que receló unos días, pero viendo a su compañero se le disiparon las dudas. Tocó montar el otro aguardo más o menos un mes después del primero. Igual que entonces al día siguiente fue probado, también con éxito. Esta vez no hubo el más mínimo recelo. Desde entonces han sido muchas las entradas nuestras y de nuestros clientes y muchas las fotos que se hicieron. Fotógrafos de distintos orígenes nacionales e internacionales disfrutaron con ellas a través del visor y a su tierra  se llevaron el recuerdo de la experiencia en formato RAW; Madrid, Barcelona, Inglaterra, Valencia, Noruega, Salamanca, Holanda, Portugal, Sevilla,…  Tan solo unos días contados faltaron a su cita, algo previsible, pues fueron los días posteriores al desarrollo de la montería anual en la zona, un día de jaleo indiscriminado que todo bicho viviente en derredor sufre de una u otra manera, poniendo, los que pueden, pies en polvorosa por un tiempo. Después volvió la calma y nuestras amigas volvieron a su territorio como vienen haciendo desde hace años. Llegó el momento del celo, paradas nupciales, incubación. Solo el macho acudía mientras su compañera incubaba en el viejo nido, y siempre acababa llevando los restos de paloma que podía a la plataforma para alimentar a su compañera que aguantaba estoicamente las aguas  primaverales más abundantes que otros años. Al cabo de mes y medio volvió  a aparecer la hembra de cuando en cuando al punto de ceba regresando rauda hacia el nido, siempre vigilante hacia la bola blanca que en él despuntaba, su cría de este año crecía lenta pero inexorablemente empujada por la vida. Siempre en contacto con la guardería seguimos su evolución con la esperanza de que ningún contratiempo truncase su futuro. Y no son pocos los problemas a los que se enfrentan las grandes rapaces y muy particularmente el águila perdicera que en algunas comunidades las ha diezmado drásticamente. Por fortuna “nuestra pareja”  parece sortear el día a día sin muchas dificultades. Queremos pensar que nuestros aportes de comida contribuyen a ello en mayor o menor medida. A cambio nos regalan su hermosa estampa sobre el paisaje de una sierra extremeña, probablemente uno de los rincones más agrestes del oeste ibérico. El pasado 16 de julio apareció por fin ante mi objetivo una nueva, joven y, por fortuna, sana águila perdicera. Miembro de una nueva generación de perdiceras que esperamos concluyan su periplo juvenil con éxito; que sepan salir airosas de los peligros constantes que acechan a tan hermosas criaturas, más aun en ese período crítico y errante.
Hoy sabemos que proyectos fotográficos como Photo-raptors ayudan; y no hablamos ya de los aportes de comida más que necesarios y beneficiosos de forma directa cuando la comida escasea, sino de otras ayudas en positivo. Hemos visto y comprobado como la percepción sobre estas águilas ha ido cambiando en el entorno más inmediato por parte de propietarios,  gente del campo, establecimientos turísticos de la zona, etc. Aquella imagen de rapaces igual a problemas con la administración y medio ambiente hoy, al menos en este caso y en otros que trabajamos (Águila imperial, Buitres, Milanos,…),  ha cambiado radicalmente siendo visto como un recurso más a sumar a los ya tradicionales de esta zona; corcho, madera, ganadería, etc.  Esto es algo que nosotros suponíamos a priori y hoy es demostrable. Es muy de agradecer, y quiero hacerlo aquí sin dilación, al personal técnico y político de la Dirección General de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura que apuesta y apoya  proyectos de este tipo. Han sido capaces de ver, no solo  el potencial como recurso turístico de la fotografía de naturaleza y especies amenazadas, sino también la herramienta al servicio de la conservación de estas especies que supone esta actividad fotográfica. Ni que decir tiene que anteponiendo  SIEMPRE la conservación lo primero, la fotografía ordenada, regulada y vigilada  por el  personal competente de la administración y llevada a cabo por promotores  expertos en la materia, serios y rigurosos queda más que demostrado en este caso que suman en pro de las especies en peligro y por extensión en su hábitat.
Por otra parte y de forma colateral (y gratuita), estamos vendiendo y dando a conocer a un segmento de población de poder adquisitivo medio/alto  un territorio con gran potencial natural y turístico que generalmente es muy desconocido.
Tristemente aun hay quién sigue pensando que la mejor manera de conservar espacios y especies es a la vieja usanza; la prohibición como arma preventiva. Sin duda es necesario prohibir aquello que tenga un impacto más que previsible y en muchas ocasiones demostrado, pero el camino de la conservación va por otro lado. Hoy, que vivimos tiempos de incertidumbre económica, todas las facetas medioambientales, incluidas las especies vulnerables o en peligro, han quedado en un segundo plano cuando no olvidadas en los cajones de los órganos decisorios a más alto nivel político, las partidas económicas o subvenciones dedicadas tradicionalmente a la defensa del medio ambiente han sido congeladas o retiradas, y si la situación económica no mejora es previsible que empeoren proporcionalmente estas ayudas en los próximos años o décadas. Resulta por tanto imperioso aprovechar iniciativas como Photo-raptors, una iniciativa privada sensible a los problemas ambientales, respetuosa con el medio y las especies, implicada en la conservación de las mismas más allá del límite que se le exija, dispuesta a hacer pedagogía a favor de la conservación a través de los hechos, para trabajar conjuntamente administración  y sociedad civil en materia conservacionista. Ante el desespero de ciertas actitudes a modo de muro infranqueable solo queda aplicar la frase que me suele decir mi socio y amigo Helios: “paciencia, Chele, es cuestión de tiempo”
Por nuestra parte lo vamos a intentar y esperamos que con la consumación de los hechos se disipen las reticencias de aquellos que no quieren perder el control de su pequeño cortijo.
Hoy vuela una nueva generación de águilas perdiceras sobre los cielos extremeños y eso es una gran noticia para los amantes de la vida y la naturaleza; una noticia para celebrar.


Mamá vigilando el entorno


Y expectante ante cualquier peligro 


Reclamando comida...


 a papá.


 Tomando medidas

 Papá tras dejarle la presa



Y aguantando al Arrendajo

 Sintiéndose y creyéndose  mayor.