Curruca cabecinegra macho (sylvia melanocephala)
Las márgenes del regato son morada de tanto diminuto como el cielo nocturno lo es de estrellas, y es insultada con improperios por el hombre como "maleza" o "suciedad", y perseguida es, como ejemplo incomprendido, la zarza con ahínco por la guadaña, el fuego y, (¡oh modernidad!), vómitos malignos que a su químico paso destruyen en silencio con eficacia descontrolada. Y con el mismo ahínco responde a la agresión, sabedora de su obligado destino de casa hospitalaria, donde duendes enmascarados retozan y se aman; seres diminutos, sylvidos filibusteros que dan vida al entramado natural del soto; delicados soplos de vida que palpitan con precipitada hondura. La orilla los reclama, como la tierra a todos algún día.
Del genero de las currucas hablamos, un genero de pequeños cantores, por lo común tímidos, escurridizos y chirriantes en el contacto, que en la cercanía se muestran nerviosamente hermosos en su pequeñez.
Del genero de las currucas hablamos, un genero de pequeños cantores, por lo común tímidos, escurridizos y chirriantes en el contacto, que en la cercanía se muestran nerviosamente hermosos en su pequeñez.
A diferencia del macho, la hembra de Curruca cabecinegra (sylvia melanocephala) luce tonos más apagados, como en la mayoría de aves, por otra parte. Residente abundante en la Sierra de San Pedro.
Curruca capirotada hembra (sylvia atricapilla) Capirote castaño. Residente escasa en San Pedro, pero en invierno muy abundante.
Curruca capirotada macho, (sylvia atricapilla) Capirote negro.
Curruca carrasqueña (sylvia cantillans) Residente escasa en San Pedro.
Curruca mirlona (sylvia hortensis), la más arborea de las currucas y la de mayor tamaño (15 cm). Estival común en San Pedro.
Curruca rabilarga (sylvia undata) Residente muy abundante en San Pedro.
Curruca zarcera (sylvia communis) Solamente se la puede ver en San Pedro en paso migratorio.
Faltan en esta lista por su escasez en la zona, y en cualquier caso solamente visibles en paso migratorio, la Curruca mosquitera (sylvia borin) y la Curruca tomillera (sylvia conspicillata). Podemos considerarlas por tanto hermosas asignaturas pendientes para el que escribe.