Este pequeño artículo sobre el Castillo de Piedrabuena es mi aportación al "V encuentro de blogueros de Extremadura 2014"
A lomos de las serretas que conforman la Sierra de San Pedro
y hacia su mitad más occidental se yerguen tres castillos casi alineados y aferrados
a las crestas rocosas más altas.
-El castillo de Mayorga en la Sierra del Naranjal, el más
rayano, a tiro de piedra de la frontera portuguesa, y el más
decrépito hoy por hoy quedando solo en pie una de sus paredes y el
arranque de sus torres para dar testimonio de lo que fue.
-El castillo de Azagala situado en la Sierra de Santiago,
lamido casi por las aguas del embalse de Peña del Águila que a sus pies reflejan
su imagen alargada y desvencijada por el tiempo y el abandono de las últimas
décadas.
-Y el castillo de Luna en los Riscos de San Blas coronando la
localidad de Alburquerque, que en su derredor desparrama un mar de rojas tejas
escalonadas ladera abajo, hileras de antiguas casas y calles estrechas.
Los tres parapetos fueron bastión fronterizo con el vecino
Portugal y también entre las cuencas del Tajo y el Guadiana. Por tanto su
hechura corresponde a tal fin defensivo y sobre sus altos solares merodean
especies rupícolas como Buitres, Cigüeñas negras, Alimoches y Águilas reales
que cerca buscan refugio y los vientos favorables propios de la altura.
Pero existe otro castillo casi equidistante de estos tres que
llama la atención por su singular emplazamiento poco destacado en la geografía.
Se trata del castillo de Piedrabuena, situado en una pequeña elevación del
terreno a la orilla de la Rivera de Albarragena
y rodeado de encinas centenarias. Allí,
en medio de una hermosa dehesa, luce su porte completo y es de suponer que muy
similar al de antaño. A tenor de esta característica constructiva donde la inaccesibilidad
no fue prioritaria, cabe pensar que fue sin duda ideado con otro fin muy
distinto al de índole belicoso de sus vecinos, aunque como fortaleza no estuvo
exento de episodios guerreros. Sirvió de centro administrativo de la Orden de
Alcántara a la que pertenecía la encomienda del mismo nombre. Muchos fueron los
comendadores que reinaron en sus almenas y dejaron testimonio sobre la piedra a
golpe de escudo nobiliario. A destacar, por lo duradero de su mandato, Frey
Antonio Bravo de Jerez y Francisco Enriquez
de Almansa, Marqués de Valderrábano y Conde consorte de Nieva. El escudo
de este último resulta el más prolijo, ya que además de encontrarse en el
castillo se encuentra también grabado en los denominados “marcos de la
encomienda de Piedrabuena”, esto es, en las piedras talladas y colocadas en los
cruces de caminos que atravesaban la citada encomienda para informar al viajero
que entraba o salía de ella. Tras el periodo de desamortizaciones pasó a manos privadas que por suerte no lo han
abandonado como en otros casos. Dada la geografía las especies que lo
adornan son otras, aquí los Buitres
buscan sustento siguiendo la estela del ganado doméstico y no refugio ni
atalaya, las Cigüeñas blancas han fundado una colonia ya histórica sobre las
encinas circundantes junto a Garzas reales y en sus paredes y torreones no
merodean Aviones roqueros sino algunas Carracas y Cernícalos. Se trata sin duda de un castillo singular.
Situación geográfica de los castillos de Mayorga, Alburquerque, Azagala y Piedrabuena. Los tres primeros situados en los altos serranos de la zona y alieados entre sí. El tercero, el de Piedrabuena, en medio de la dehesa.
Castillo de Alburquerque
Castillo de Azagala con el embalse de Peña del Águila a sus pies.
Restos del Castillo de Mayorga con la dehesa que lo circunda.
Diversas imágenes del Castillo de Piedrabuena realizadas en 2009
Interior del Castillo de Piedrabuena
Buitres leonados. Especie habitual en el emplazamiento de la mayoría de los castillos.
Por su situación en medio de una magnífica dehesa, la fauna que merodea en los alrededores del Castillo de Piedrabuena no es la más tipica de las fortalezas. En la imagen se aprecia la colonia de Cigüeñas blancas y Garzas reales que lo circundan hacia el norte, justo entre el castillo y la Rivera de Albarragena.
Carraca
Cerdos en montanera.
Cigüeñas blancas
Marco que limita la Encomienda de Piedrabuena
En todos estos marcos que bordean el perímetro de la Encomienda está grabado el escudo nobiliario del comendador consorte Francisco Enriquez de Almansa, marqués de Valderrábano.