Frente a mi ventana hay una palmera en un pequeño terreno a unos 100 metros de distancia. Durante mucho tiempo fue refugio de una colonia mixta de gorriones morunos y comunes. Desde hace unos cuantos años fue perdiendo las hojas poco a poco, y coincidiendo que "su techumbre" iba mermando, todos los años alguna cigüeña (ignoro si la misma, no lo creo) se anima a hacer un nido o amago del mismo, ya que su construcción es exigua. Siempre ocurre igual, lo visita regularmente, hasta que cansada de esperar una pareja (siempre la vi sola) o por otras circunstancias, acaba abandonando la cada vez más mermada plataforma, que acaba desapareciendo por completo por el robo del material a cargo de otras cigüeñas. Es probable que cada año se trata de algún joven distinto en busca de perpetuarse. Este año de confinamiento, siendo ya la palmera un simple tocón, está en ello de nuevo. Este año, por razones obvias, le presto más atención, y no deja de ser un soplo de campo en mitad del pueblo; y motivo de inspiración. Debo agradecérselo de alguna manera.
Muy bonito el soneto. A ver si este año, que tendrá más tranquilidad, fructifica su intento de nidificar en el tocón de la palmera .
ResponderEliminarSaludos
Gracias. Ahí anda intentándolo de nuevo, pero me temo que el final será parecido. Saludos.
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